Descripción
El crecimiento es inherente a la vida misma. En diferentes ámbitos de la existencia, el estancamiento resulta destructivo. Como todo organismo viviente, la iglesia del Señor fue establecida para crecer. Aunque la iglesia primitiva no contaba con los recursos económicos, académicos ni tecnológicos que posee la iglesia de hoy, leemos que el Señor añadía diariamente los que habían de ser salvos (Hech. 2: 47).
El estado saludable de la iglesia se traduce en crecimiento espiritual y numérico. Una iglesia saludable cumple con la misión de salvar y buscar a los perdidos.
En este libro el autor comparte algunas experiencias, tanto de su labor pastoral como de otros pastores, que han contribuido eficazmente en el crecimiento de sus respectivas congregaciones.
Manos a la obra es el manual que, combinando la misión con la mayordomía, nos presenta veintiséis estrategias para promover el ambiente adecuado para que una iglesia crezca de manera saludable y natural.
Tamaño: 16 x 23 cm
Encuadernación: tapa rústica
Páginas: 168